OBJETIVO: ¿Lo tenemos claro?


Parece evidente, ¿no? ¿Cómo si no vamos a arrancar un proyecto si no sabemos lo que queremos? Sin embargo, en múltiples ocasiones nos encontramos con que el usuario final no siempre está satisfecho con el resultado. No hace falta ir muy lejos… Todos tendremos en mente esa obra doméstica, esa habitación recién pintada que una vez entregada decimos que no es lo que esperábamos.

El objetivo de un proyecto, por lo que se define si el resultado ha sido un éxito o no, se resume en:
  • ALCANCE: qué pretendíamos conseguir
  • PLAZOS: en qué tiempo
  • COSTE: a qué coste
¿Y qué es lo mejor para no desviar el alcance? Tenerlo muy claramente definido. Aquí, el esfuerzo de documentación siempre será poco comparado con el beneficio de no tener ninguna confusión en la entrega final. Merece la pena gastar un poco más de tiempo al principio consensuando el alcance entre las partes que consumir inacabables horas de negociación sobre si lo entregado era o no lo que el cliente quería.
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